Hoy hace 30 años, a las 8 de la mañana, estando María trabajando fregando una terraza, en el cielo vio la figura de El Santo Manuel, que se iba. Se echó las manos a la cabeza pensando que no podía ser.
Una hora después la llamó su madre, Adela, y la dijo que El Señor había fallecido. En seguida viajaron a la aldea de Los Chopos recordando las palabras que un día Él mismo dijo: "el que no se olvide de mí, yo tampoco me olvidaré de él", y así está ocurriendo.
El Señor no se ha ido, sino que está con todos nosotros.
Un beso, tanto para los creyentes como para los que no lo son, que El Señor os bendiga.