jueves, 15 de octubre de 2015

Que quede claro

Ayer, miércoles 14 de Octubre, nos reunimos en El Templo a petición de El Señor y en conmemoración del 32 aniversario de su muerte. Sí, lo celebramos, porque tal y como Él nos dijo deberíamos sonreír porque ese día no debería ser recordado como el día en el que murió sino como el día en el que su alma ascendió nuevamente a los cielos, desde donde nos acompaña día tras día.

Por ello, nos dedicó  algo especial, como se refleja en la imagen que os pongo debajo de estas líneas, sobre todo para todos vosotros que no le conocisteis personalmente y no sabéis como fue su rostro. Por primera vez se publica una imagen de El Santo Manuel con su consentimiento, ya que el resto fueron sacadas a traición y, por ello, carecen de importancia. En la foto aparece su imagen junto a su camisa, tal y como fueron colocadas en el día de ayer.


Por otra parte os publico otra fotografía de las manos de María, de las que se vale El Señor para curar a los que a su casa acuden ... son unas manos limpias, puras, que no se dejan comprar ni aceptan una sola moneda, que quede claro, que ni María ni nadie de los que nos reunimos en El Templo cada jueves saca ningún tipo de beneficio de la gracia de El Señor.

Mari.


miércoles, 14 de octubre de 2015

Cara a cara

Hemos querido elegir este día, el aniversario del fallecimiento de El Santo Manuel, para presentarme. 
Por que según dijo El Señor el jueves pasado, la pureza de una persona se lleva en sus sentimientos y acciones, y no en el número de amantes que ha tenido, ya que eso puede ser, simplemente, reflejo de su mala suerte en el amor o, precisamente, la gran capacidad que tiene dicha persona para amar al prójimo. ¿A que esta visión cambia muchos de los juicios precipitados que se hacen?.

Porque nosotros no somos quién para juzgar a nadie y mucho menos si no conocemos las circunstancias en la que se encuentra cada persona. Mirad a la cara, sonreíd a la gente por la calle y ser comprensivos, porque a cada uno nos toca sufrir lo nuestro y lo que menos se necesita es un juicio precipitado.

Ahí me tenéis, junto a María y mi madre. Miradnos y pensad cada uno lo que crea oportuno, eso sí, sabed que según midáis seréis medidos.

Mari.