Esta historia la he hecho a partir de pedacitos de conversaciones que María, mi madre o cualquiera de las personas que vamos a su casa cada Jueves me han contado.
El nombre del Blog es el de un hombre, Manuel, que nació en Jaén un 27 de Mayo de 1912. Él era un hombre normal, como usted o como yo, vivió la guerra civil española, sin estudios y trabajando en el campo, como otros muchos. Pero sí, había algo que lo diferenciaba del común de los mortales, algo que él conocía desde pequeño. Muchas veces me han contado que cuando tenía 5 años quiso decírselo a sus padres, pero era como si se le anudara la garganta y no era capaz de articular palabra.
Fue pasando el tiempo y llegó un momento en el que El Padre Eterno le dio su permiso para mostrar quién era, para empezar a hacer milagros.
Intentad retroceder en el tiempo, aproximadamente a 1930, año en el que un buen día un labrador empieza a hacer milagros. Curaba a los enfermos, dónde, cuándo y quienes fueran, con un soplo o con el mero contacto de sus manos aquellas personas sanaban.
Por nuestras manos pasan cientos de objetos al día e incluso eso que a todos nos gusta tanto tocar ... el dinero. Sólo pretendo decir esto una vez, aunque me lo han repetido todas y cada una de las personas que me han hablado de él. Atendía a todo el mundo, fueran ricos, pobres, blancos o amarillos. En ningún momento trató a una persona mejor que a otra y nunca tocó con sus manos una sola moneda o billete que mucha gente le ofrecía.
A él iban muchísimas personas con la esperanza de curarse, enfermos de cáncer, parapléjicos, mujeres que no podían tener hijos ... etc para agotar así la última posibilidad de curación que les quedaba, y muchas de esas personas llevaban flores, dinero y regalos para que les atendiera mejor o antes que a nadie ... nunca lo hizo. No aceptaba nada de lo que la gente le llevaba, porque para él todos éramos y somos personas iguales.
Esto que os acabo de decir, ¿no os recuerda a alguien?. Os he dicho que él sabía quién era, pero aún no os he dicho quién era Manuel.
Creyentes o no conocéis que Dios mandó a su hijo en forma de hombre para perdonar los pecados del mundo ¿verdad?, ese hijo era Jesús o El Señor como le nombraré muchas veces. Pues Jesús no ha estado sólo una vez con nosotros en la Tierra, sino dos veces, lo que pasa es que esta última vez había demasiados intereses por parte de sectores de la sociedad para que no se conociera.
Él era Manuel, por eso hacía las cosas que nadie más era capaz de hacer.
Con esto quiero dejar claro que Manuel, El Santo Manuel como más tarde se le conocería, no era un curandero sino El Señor en carne y hueso.
Lo sé, creo adivinar lo que se os está pasando por la cabeza en este momento, habrá personas que pensarán cosas buenas y otras que pensarán barbaridades, eso mismo pasó entonces; había gente que sabía quién era e iban a su casa a curarse o simplemente a escucharle hablar y estar con él, pero también, pero también hubo personas que se sintieron intimidadas y, al igual que le pasó 2.000 años atrás, le denunciaron. No sé que movería a esa gente a denunciar la grandeza que tenían delante, pero un Jueves Santo se presentó en su casa la Guardia Civil y delante de todos los que estaban con él le arrestaron y le llevaron a interrogarle al cuartel de Alcalá La Real, desde donde le trasladaron a la prisión de Jaén.
Allí estuvo preso 14 días en los que no probó bocado, ni comida ni agua, saliendo en las mismas condiciones físicas en las que había entrado. No hizo más que encomendarse a Dios y él le alimentaba.
Al ser tan extraño que una persona aguante 14 días sin comer ni beber, mejor dicho, que sobreviva a ello, antes de salir le tomaron una muestra de sangre para analizar las condiciones físicas en las que se encontraba.
Ahora nos extraen sangre con una jeringuilla y un aguja, pero en aquella época los análisis eran diferentes; sacaban la sangre y de ella cogían una gota que depositaban sobre un pequeño cristal rectangular y, en ese momento, sobre el cristal se empezaron a vislumbrar unas formas que, más tarde se verían claramente como la Ostia y el Cáliz.
De la sangre extraída analizaron una muestra y debieron de salir unos resultados extraordinarios para que los propios médicos dijeran que era algo completamente nuevo en el mundo, algo especial que fue mandado a Roma, donde sigue guardado en algún lugar de La Ciudad De El Vaticano, de donde puede ser que salga algún día, cuando todo esto se conozca en el mundo entero. Porque a la Iglesia no le interesaba, Manuel era una persona normal, pobre, sin estudios ni alto rango social, que haría tambalearse esa Iglesia que los hombres han creado a su medida. Por eso se calló, se guardó la prueba u pasó a ser un secreto más.
"Se puede ir, tiene una sangre divina", fue lo que los médicos dijeron a El Señor justo antes de dejarle libre. La gente seguía yendo a su casa a la aldea de Los Chopos como se la conocía, pero nunca más volvieron a meterse con lo que él hacía.
Por aquella casa de la aldea de Los Chopos de Jaén pasaron miles de personas, cada una de ellas diferente a la otra, desde cualquier parte de España e incluso del extranjero. Se acercaban allí a recibir una sola bendición de El Santo Manuel , del Señor, que lo hizo indistintamente a lo largo de toda su vida.
Hace aproximadamente 30 años, toda esa cantidad de gente que allí se acercaba llamó la atención de Jiménez del Oso, que fue con la intención de grabar a aquel hombre a quién llamaban santo y no salía en las fotos.
Sí, le hicieron muchas fotografías y en ninguna de ellas aparecía. Esto que os cuento fue publicado en un artículo que trataba del Santo Manuel bajo el nombre de "El Santo Manuel, un curandero ensalmador que no sale en las fotografías", escrito por Joaquín Gómez Burón y con fotografías de Antonio Martín Alonso.
Tengo el artículo en casa así que en unos días os lo publicaré en este mismo blog para que podáis leerlo y comprobar cómo unos años atrás esto ya se conocía.
Allí estuvo Jiménez del Oso durante 3 días grabando un documental para la TV. El último día, cuando revisó lo que había grabado se dio cuenta de que en esa cinta salían todas aquellas personas de alrededor suya, su voz de oía a la perfección, pero su imagen no aparecía. Al contemplar él mismo todo lo que en esa casa ocurría, se propuso decir al mundo lo que allí había, pero no pudo hacerlo, ¿porqué?, intereses queridos lectores ... esos intereses que hicieron que el Cardenal Tarancón usase todas y cada una de sus influencias para que esa grabación y el testimonio de Jiménez del Oso no vieran la luz.
Dios no escoge a los ricos, ni a los sabios, ni a los poderosos, sino que lo único que busca son personas buenas, con sentimientos limpios y sin maldad en sus ojos para hacer el bien. Pero la Iglesia es poderosa y lo más importante, está formada por hombres .... iguales que tú y que yo, pero con mucho poder, capaces de cualquier cosa por mantenerlo. La Iglesia hace santos ... ¿a quién?, a monjas, frailes o curas, no a un pobre labrador.
El mundo está movido por intereses en todos los niveles de la sociedad, sólo hay que abrir un poco los ojos para darse cuenta y empezar a ser un poco más justo.
El Señor murió hace ya 28 años, a las 8:00h de la mañana, pero Él ya lo sabía, y lo dijo. Se lo comunicó a María 8 días antes, diciéndole: "Vuelve, que un día de vida es vida", pero María no pudo volver.
Aquel día toda España supo de la muerte del Santo, e incluso la propia Guardia Civil cortó la carretera que une Alcalá La Real con Alcaudete, al ver la inmensa cantidad de gente que se acercaba a depedirle.
Fue un día triste para toda la gente que le conoció, pero aún recuerdan esas 72 coronas de flores e innumerables ramos que la gente depositó en su casa. Ese día se fue su cuerpo, pero él continúa estando entre nosotros, igual que lo ha estado siempre, porque es el espíritu el que da vida a la carne y sin él no somos nada.
Tengo 22 años, y El Señor murió hace 28, por lo que no le he conocido como El Santo Manuel en carne y hueso, sino que conozco su espíritu. No os puedo describir la cara del Señor porque no la he visto, pero tengo la inmensa fortuna de poder mirarle a los ojos cada Jueves que Dios le da permiso para estar con nosotros en casa de María. A través de ella y desde que nací he estado conviviendo con sus mensajes, con sus milagros y con su presencia.
El Señor se sirve de María para hablar, moverse, curarnos, hacernos reír o advertirnos. Por eso, porque lo conozco desde siempre y porque tengo la necesidad de compartirlo con ustedes estoy escribiendo esto.
María es lo mismo que era Manuel muchos años atrás, una persona normal. Una mujer de 72 años nacida un 9 de Agosto de 1939 en Huéscar, Granada, en una humilde cueva del barrio de San Isidro.
De toda la gente que con ella nos reunimos una vez por semana, unos llevan meses viniendo, otros años y otros, décadas. Aún siendo una de las más jóvenes allí, también soy una de las más veteranas, pues ni andaba, ni hablaba, ni veía cuando llegué a su casa ... ni siquiera había nacido. Mi madre fué por primera vez un 5 de Septiembre y yo nací unos días después.
Desde entonces, María ha cambiado físicamente, han pasado 22 años y el tiempo pasa para todos, pero siempre ha sido la misma persona sencilla y humilde que conocí en los primeros días de mi vida. Con sus problemas, sus alegrías, sus dolores y sus preocupaciones.
A muchos de vosotros os gustará ser el centro de atención, que la gente os mire y esté pendiente de vosotros. A mí, particularmente, me gusta que la gente me diga cuando hago cosas bien, cuando te arreglas, que te digan lo guapa que vas ... vamos, como a todo el mundo, pero no más.
Igual se siente ella, con un don único, inmenso, especial, concedido por El Padre Eterno y sin querer llamar la atención, deseando ser invisible cuando todo el mundo la mira y pidiendo que por favor nos tratemos entre todas por igual, sin que ella tenga un trato diferente.
María tuvo la fortuna de conocer personalmente al Santo Manuel, fue a él siendo muy joven, con una grave enfermedad que allí se quedó, en la aldea de Los Chopos, porque volvió a Madrid completamente curada.
Ella siempre ha tenido problemas de salud, y hoy en día continúa con ellos, pero con 72 años consigue ser una mujer enferma, pero fuerte, capaz de trabajar todo el día fuera y llegar a casa para ocuparse de sus hijos, sus nietos o su marido, con todo lo que eso conlleva.
Ahora y siempre, por muchas cosas que me hayan pasado en la vida lo más importante que tengo es El Señor, y esta mujer de andar renqueante que me permite estar con él cada semana.
Esta es mi forma de agradecer todo lo que ha hecho por tanta gente a lo largo de su vida, la forma servicial con la que se ha dedicado a los demás y gracias a la cuál puedo hoy contaros todo esto.
No me imaginéis como alguien con una gran fortuna de dinero, pero sí de espíritu. Soy una estudiante como cualquier otra, pero que ha visto muchas cosas en casa de María. He visto a personas con cáncer curarse, veo a los hijos de mujeres completamente estériles que pasaron por allí 9 meses antes con la esperanza de ser madres ... De esto último hay 2 casos muy recientes que recuerdo perfectamente. Una de ellas es Ana, una mujer que se sometió a 4 fertilizaciones In Vitro sin éxito y que fue allí sin creer en nada ni en nadie, sólo para probar a ver qué pasaba. A la semana siguiente de haber venido se fue con su marido de viaje y a la vuelta ... sorpresa! Juan, que así se llama su hijo ha cumplido un año el 24 de Diciembre de 2011. Yo he estado con él un par de veces, porque su madre lo lleva algún día a casa de María para que le conozcamos, y sinceramente, es un angelito.
Ana ha escrito su testimonio para que yo lo publique en este mismo blog y así todos lo podáis leer dentro de poco.
El otro caso tiene el mismo resultado, aunque los padres no han vuelto por allí. Fue igual de difícil que el anterior, ya que la madre estaba enferma, con un sólo ovario y con el otro ligeramente atrofiado, con ello sus óvulos no eran viables, por lo que no podría ser madre. Su marido ha ido a casa de María desde pequeño, cumplió su sueño de ser policía y llevó allí a su mujer con la esperanza de tener un hijo. Allí, en casa de María, la puso las manos y desde ese momento la mujer comenzó a sentir un "huevo", como ella misma decía, un pequeño bulto a la altura de su único ovario que a la semana siguiente se comprobó que era un óvulo, un único óvulo viable que la fue implantado y hoy en día es una niña de aproximadamente un año.
Los dos casos ocurrieron prácticamente a la vez, tuvieron el mismo resultado: dos niños preciosos que llenaron de felicidad a su familia, pero son diferentes. Una mujer que llegó sin creer en ello y ahora, con su hijo en brazos está dispuesta a decir delante de todo el mundo el milagro que ella misma ha vivido, y la otra persona, que aún viviendo lo mismo llegó, se llevó lo que quería y desapareció.
Como podéis ver Dios no distingue entre creyentes o no creyentes, nos quiere a todos por igual y obra milagros indistintamente de la raza, creencia o religión.
Para María es una alegría inmensa ver cómo El Señor obra milagros a través suya y poder compartir la alegría de un niño o la de un hombre que se recupera con todos nosotros, pero la gente es egoísta, injusta y desagradecida, ya no sólo con María, que no se merece un desplante como el sufrido por estos padres que no se atreven a decir lo que vivieron por miedo, sí, por el miedo a qué dirá el resto del mundo. Esto en un milagro del Señor, y contra ello nada tiene que objetar el hombre ... maldita cobardía.
María no se merece algo así, y por ello estoy dispuesta a todo lo que sea necesario para que su grandeza se conozca y para que el mundo empece a ser algo más justo. Ellos no han vuelto por el Templo de los Ángeles, como todos conocemos a la casa de María y como ella misma la bautizó, pero todo lo que allí ocurre no hay forma de ocultarlo.
A mí me da pena por María, porque sufre en silencio por semejante traición por alguien a quién conoce desde hace muchos años, pero lo que más siento es rabia. Rabia por ver que presumimos de una sociedad en la que ahora mismo sólo importa el dinero, el aparentar y el ser más que nadie, mientras que en el fondo es la cobardía la que aflora. Cobarde y nada más que cobarde, eso es en lo que se ha convertido el mundo. Un mundo incapaz de cuidar a tierra, la naturaleza y los seres vivos que en ella habitan, desagradecido con aquél que os lo ha dado todo.
Cuando seamos capaces de ver la belleza en un mosquito, o darnos cuenta de que la lombriz que se esconde bajo el suelo que pisamos es igual al perro fiel que nos acompaña cada día, sólo entonces podremos ser justos con nosotros mismos.
Es esperanzador ¿no?, ver como tanta gente sana, tiene hijos ... todos los que estáis leyendo sabéis que hay muchas mujeres en el mundo que quieren tener hijos y no pueden, enfermos que ven cercano el fin ... pues no os deis por vencidos, tened esperanza, que las manos de María son y están para todo el mundo. Aunque cuidado, venid pero no la habléis de dinero ¿eh?, ella no comercia con ello ni cn nada que tenga que ver con El señor.
María vive en el barrio de Entrevías, y allí podéis encontrarla todos los Jueves por la tarde, aunque si la necesitáis veréis que os pondrá las manos cualquier otro día (si queréis saber más datos podéis contactar conmigo escribiendo un comentario al final del texto y yo os los proporcionaré por correo electrónico).
Como os he comentado un poco antes, María nació en una cueva de Huescar y desde pequeña ayudaba a su madre en la casa, como lo hacía antes todo el mundo, ha ido al colegio lo justo, para aprender a leer y a escribir con cierta dificultad, pero siempre iba al asilo a ayudar a las monjas con el cuidado de la gente que allí tenían. Siempre la ha gustado ayudar a los demás, pero nunca se hubiera imaginado que lo iba a hacer de esta forma. Trabajaba, lavaba y cocinaba con las manos, pero también cura con ellas. Esto es María, sin trampa ni cartón, es una persona con un alma increíblemente buena en un cuerpo maltrecho. Así ha vivido siempre, como alguien normal, en Granada y ahora en Madrid, ha luchado como nadie para sacar a su familia adelante hasta que ha llegado el momento de sacar esto a la luz para que deje de ser un secreto y de esperanza a millones de personas.
Transparente como el agua que nos da de beber a todos y que se escurre entre los dedos de quién intenta utilizarla, porque muchos lo han intentado y ninguno lo ha conseguido, porque esto es muy serio, porque no es ninguna broma y porque no se puede catalogar a María como curandera, espiritista ni nada que se le parezca, porque les estoy mostrando a la persona de la que se sirve Dios para darnos paz cada semana, por ello y por todo el amor que en ella se acumula es la mujer más grande que pueda llegar a conocer nunca.
Es una persona que se ha forjado un futuro a base de trabajar muy duro durante toda su vida, con unos padres de Granada, siendo la mayos de 5 hermanos, sin estudios ni privilegios de ningún tipo que la llevaron a viajar a Madrid con su familia huyendo de la pobreza. Aquí ha vivido desde entonces, ha creado una familia, han muerto sus padres y ha conocido a la persona que gracias a su apoyo, entereza y fidelidad ha hecho posible que yo pueda estar ahora escribiéndoos esto, Paco, su marido. Alguien completamente diferente a cualquier hombre que haya en este mundo, alguien sencillo que permite que su mujer vaya a trabajar a las 4 de la mañana, que vuelva a casa a las 21:00h y que aún así saque tiempo para poner las manos a todo aquel que la espera, alguien que la ha apoyado siempre, siendo así el pilar en el que ella se apoya para seguir adelante. Es difícil ser tan incondicional como lo es él de su mujer, y sus razones tiene ... antes de que María comenzase a curar una noche se manifestó en ella El Señor y estuvo hablando con él más de una hora. Después de eso María se fue a trabajar, como siempre, sin percatarse de nada de lo sucedido ya que ella no es consciente de lo que El Señor hace o dice a su través. Cuando volvió ese día a casa él la preguntó lo que había pasado y vio que María no sabía nada ... pero no quiso decir más, ha estado callado desde entonces, sin soltar palabra de lo que El Señor le dijo aquella noche y no lo dirá hasta que El Padre Eterno le dé permiso.
Nadie sabemos lo que le dijo, nada, ni una palabra, ni María, ni sus hijos, nadie. Pero realmente tiene que ser algo muy especial para que de la noche a la mañana Paco se convirtiera en el único conocedor de lo que su mujer tenía que hacer, del poder que le había otorgado ... desde entonces ha atendido a todo el mundo que ha ido a su casa, en lo que ahora es el Templo de los Ángeles, una humilde casa del barrio de Entrevías nos reunimos cada Jueves para disfrutar de todo lo que El Señor nos ofrece,su compañía, sus palabras, su fuerza, su esperanza, aunque no estemos enfermos, como es mi caso. Por allí ha pasado mucha gente, desde curas, monjas, gente pudiente, cantantes ... etc, sí, toda esta gente tan variopinta ha conocido a María, y ella los ha puesto las manos.
Con esto os quiero hacer ver que María nunca ha hecho distinciones entre gente pudiente o no.
Cierto gobernador militar destinado a Cartagena y jefe de la Policía Municipal de Madrid recurrió a María en Cartagena, cuando se veía tan enfermo que no encontraba otra salida, entonces la dijo "si puedes hacer algo por mí, hazlo". Su hernia y la úlcera sangrante que padecía curó. Tan impresionado se quedó que quiso encontrar una explicación "científica" a todo lo que había vivido a través de una serie de personas que trataron de imnotizarla en un chalé de Puerta de Hierro en Madrid; al no poder hacerlo tuvieron que ceder y no volvieron a meterse con ella, a humillarla por un mísero jornal.
El último nombre que he dicho ha sido el de Rocío, que estuvo enferma de cáncer durante unos meses. Fueron a buscar a María a su casa, y lo que más nos repite es su reacción al verla, ya que se esperaba a alguien imponente, a un artista, como o que era, pero nada más lejos de la realidad. Rocío estaba totalmente vencida, demacrada, moribunda. María puso las manos a todas y cada una de las personas que allí estaban, empezando por la sirvienta, lo que provocó las miradas recelosas de todos. ¿Porqué no han dicho nada? ¿Porqué han escondido lo que ocurrió en aquella casa? supongo que no lo dieron la mayor importancia y olvidaron. Fijaos lo fácil que es olvidar ... bueno, no creo que se les haya olvidado sino que prefirieron esconderlo. Su hija, no creo que lo haya olvidado, no creo que sea tan fácil olvidar un momento en el que El Señor te pone las manos y caes al suelo llorando sin saber cómo parar, delante de todos.
Una semana antes de morir Rocío, María fue a su casa de nuevo, dándola la paz que necesitaba para morir y siendo la responsable de que Rocío muriera con mucha paz y tranquilidad, tal y como ellos anunciaron a la prensa. Qué pena ¿verdad?, que algo así se olvide tan pronto ... La mañana que Rocío murió llamaron a María a casa, Rocío estaba muy mal, agonizaba sin terminar de morir. ¿Qué hacemos?preguntó. Entonces, María la dijo que la pusieran la foto de sus manos en el pecho y, al hacerlo, fue cuando murió, quedó en paz con Dios y se fue.
María también trabajó en casa de una famosa periodista, presentadora de TVE ... ¡20 años!. Como veis María y su don eran conocidos por mucha gente poderosa que han callado.
Creo que se está haciendo un poco largo ¿no? así que aquí me quedo pues. Les he explicado lo mejor que he podido a vida del Santo Manuel y de María, pero sólo es una pequeña parte, ya que si os contara todo tardaría horas y más horas y gastaría demasiados cuadernos escribiendo. Aún así hay algo que no puedo guardarme ... un Jueves por la tarde que estaba El Señor con nosotros en el templo, nos puso las manos y nos fue tumbando en el suelo, unos encima de otros, amontonados, y dijo: "dentro de muy poco os veréis así". Ese día era un 4 de Marzo de 2004, una semana después España lloró el peor atentado terrorista de su historia, 200 personas morían un 11 de Marzo de 2004.
El Señor está siempre con nosotros, y los Jueves compartimos el tiempo con él, podemos hablar ... a veces nos dice cosas buenas y otras, cosas que es mejor no saber. Cada vez que recuerdo que 20 personas en el mundo sabíamos que iba a pasar algo, pero no conocíamos el qué, el cuándo y el dónde, me convenzo más de que esto es demasiado grande como para que no se sepa, y que ojalá así pueda cumplir el deseo de María, que después de tanto esfuerzo ya es hora de que se realice. Hay muchos milagros por contar ... serán mis próximas publicaciones.
Recuerdo una frase que culminaría a la perfección esta pequeña "confesión" mía. Se la escribió Leopoldina de Austria en una carta a su marido, Pedro I de Braganza, emperador de Brasil y Rey de Portugal, y que refleja lo que quiero que todos ustedes sientan cuando lean esto, porque les he contado algo que cambiará el mundo y nuestras vidas, usadlo bien.
"La manzana está madura, ¡cogedla!"