Aquí os publico un testimonio más, el de Lola, que nos explica cómo conoció a El Señor mientras aún vivía en "Los Chopos" y cómo le ha cambiando la vida desde entonces.
"Me llamo Dolores, pero todos me conocen como Lola, y voy a contarles que, mi marido y yo, somos de un pueblo muy cerca de "Los Chopos", aunque actualmente vivimos en Madrid, desde aquí hicimos un viaje para visitar a la familia del pueblo y decidimos pasar por la casa del Señor, donde le conocí.
Cuando llegamos había muchísima gente, de muchos sitios distintos, y cuando El Santo Manuel salió nos dio a todos su bendición y lanzó unos "vales" de los que no pude coger ninguno. Se lo dije y él me lo dio con una sonrisa muy especial, así le recuerdo, como una persona irrepetible que hacía que en su casa se respirara un aroma indescriptible.
Esos "vales" que Él lanzaba a la gente eran para que pudieran comprar pan, pero yo no lo supe hasta años después. Desde hace 35 años lo guardo como la mayor reliquia que hay sobre la tierra, y hoy lo voy a compartir con todos vosotros.
Ahora sólo puedo darle las gracias por haberme puesto a María en el camino, que me permite volverlo a ver cada Jueves.
A María la conocí hace 18 años, me hablaron de ella y fui a verla con mi hija. Habíamos perdido a mi madre hace unos meses y lo estábamos pasando muy mal, en especial mi hija que, al estar muy apegada a su abuela, sufrió una anorexia nerviosa que, gracias a María y a las manos del señor se curó. Por ello, le doy unas gracias infinitas a El señor por haberme concedido la gracia de conocerle y a María, que con sus manos, con las manos del señor curó a mi hija que desde entonces no se separa de su fotografía.
¿Qué puedo decir de María?, es tan especial, tan diferente a todo lo que os habréis imaginado que no sé cómo se puede describir a alguien dotado de semejante gracia, humildad y ganas de vivir ayudando a los demás. Está llena de generosidad y bondad, siempre está ahí cuando la necesitamos y da todo lo que tiene por que seamos felices.
Todos los Jueves estamos con María para rezar el rosario en su casa; se respira tanta paz y tranquilidad que al salir parece que fuéramos otra persona .... porque sus manos son las del señor, y eso no hay lugar en el mundo para igualarlo.
Que Dios os bendiga.
Lola"
Como podéis ver, acompañando al testimonio de Lola, os he publicado una imagen de los "vales" de los que os ha hablado anteriormente. Con cada uno se podía comprar un pan e iban destinados a las personas con menos recursos, para que nos les faltara el pan en sus casas.
Gracias por estar ahí cada vez que publico algo nuevo, sin vosotros al otro lado del ordenador no sería posible dar a conocer lo que El Señor y María hacen y han hecho a lo largo de los años.
Mari.