jueves, 19 de septiembre de 2013

Jueves, 5 de Septiembre de 2013

Adela, madre de María, hizo las cosas bien desde el principio y, con ello, me ha dado la llave correcta entre miles de ellas para que este blog se construya. Mensajes de El Señor, grabados por ella y con su fecha correspondiente, verán la luz a través de las publicaciones en este blog y os mostrarán lo que El Señor nos ha estado advirtiendo, enseñando, avisando ... etc, a lo largo de 30 años.
El Jueves, 5 de Septiembre, hace a penas 15 días, El Señor dio su permiso para que todos esos mensajes  se publicaran, y de ello es de lo que os voy a hablar hoy. Transcribiré un mensaje en el que se dirige a todos nosotros pidiéndonos ganas, esfuerzo y dedicación, con el fin último de que el mundo sepa que El Señor, hijo de Dios, ha vivido en carne y hueso entre nosotros hace muy poco tiempo y que sigue estando cada Jueves a través de María.

María empezó a hablar, como tantos otros Jueves, pero terminó hablando El Señor. Esto que os escribo a continuación es un pequeño resumen de lo que dijo, para que todos vosotros lo conozcáis:

"Cuando coges un tren con destino a Sevilla y sólo tienes una o dos paradas entre medias, se llega rápido, pero si tienes muchas paradas, el viaje se hace eterno ... Así ocurre cuando queréis llegar directamente a mí, no hay que hacer paradas cada poco tiempo, sino que hay que ser constantes para poder entrar directamente en El Reino de los Cielos, esa estación a la que todos queremos llegar; para que cuando al llame, me veáis y no tengáis que esperar.
Para coger ese tren también hay que recorrer un trecho en el  que, simplemente, hay que querer y amar, sin que sea necesario el dinero, el cuál no podrá comprar nunca el billete para este tren. Como ocurre cuando una persona dona dinero con el fin de subir al tren ... eso no es así, porque ¿qué harían los pobres que no tienen nada para subir también? ¿no llegan al reino de Dios? No ... lo importante es amarse, compartir un plato de comida, una sonrisa, una palabra de consuelo ... eso es lo que se tiene en cuenta y lo que hace que subamos o no al tren, porque el que no tiene, no puede dar".

Hay que entender lo que año tras año nos ha ido enseñando, de forma que iré publicando los mensajes con su fecha correspondiente, si se puede uno cada dos días, para aprovechar la oportunidad que nos ha dado con la publicación de este blog. Pero para ello es necesaria la colaboración de todos vosotros, para formar una cadena de eslabones fuertes y, juntos, llegar a cumplir lo que Él quiere, que nuestro corazón sonría porque le tenemos aquí ... hay que comprometerse a llevar este barco a buen puerto, para que todos podamos subir a ese tren con la ilusión de un niño, porque todos tenemos que ser niños para que nadie pueda vencer el amor y la ilusión que nos da El Señor.

Tenemos que enseñarle esto al mundo, comprometernos con Él para conseguir que no haya guerras, hambre y vivamos en paz, tal y como El Señor quiere.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Ana

¡Hola a todos! He tardado pero ya me tenéis aquí escribiéndoos de nuevo;
Hoy os voy a publicar la historia de Ana, una chica joven que con 9 años comenzó a sufrir de epilepsia. Tenía convulsiones casi a diario y pasó mucho tiempo ingresada, hasta que una vecina de su mismo barrio recomendó a su madre que la llevase a casa de una señora que curaba a la gente. No es vidente, ni curandera, ni aceptará el dinero o los regalos que la ofrezcas dijo, pero tiene el don de curar a los demás con sus manos y de esta forma llegó Ana a casa de María. 
Aquel primer día, al manifestarse El Señor se acercó a ponerla las manos  y la dijo: "Sé que llevas mucho tiempo sin dormir por lo mal que lo estás pasando, pero vas a llevarte un poco de agua que te voy a bendecir", pero no habían llevado ninguna botella de agua ni nada parecido; al referirselo El Señor contestó: "Antes de salir de aquí la tendrás, y no dejes de venir a esta casa, ni de que te examinen los médicos. Vas a ir a la consulta muy pronto, así que cuando vayas pide permiso y pregunta si puede entrar El Señor", y así fue. Al ir a la consulta su madre lo preguntó, de forma que la doctora se quedó extrañada al ver que no entraba nadie más que ellas dos, hasta que dijo: "¿dónde está El Señor?", a lo que respondieron que era alguien muy especial que siempre iba con ellas, resultó que la doctora también creía y sin saber bien cómo, sin darse cuenta, pero hablando estaban de que no sabía qué mandar a Ana para su enfermedad cuando, hizo una receta que en principio no serviría para nada pero que se la dio por insistencia de su madre.

Desde ese día las convulsiones fueron desapareciendo, espaciándose en el tiempo, de forma que Ana lleva 5 años sin sufrir un ataque epiléptico, lo que la permite trabajar y ser cada vez más independiente, algo que hace tiempo creían imposible.

Este testimonio es un ejemplo más de los muchos milagros que ha hecho El Señor a través de las manos de María y el predecesor de otros tantos que vendrán.

Un beso a todos, espero que os haya gustado y ... ¡volveré a escribiros dentro de muy poco!.
Mari