jueves, 30 de mayo de 2013

David

Después mucho insistir y de ver que lo que comenzó como la ilusión de mostrar al mundo un hecho que cambiará la vida de quién lo conozca y que ahora, 10.390 visitas después, es una realidad ... publico de nuevo. Hoy os dejo la historia de David, una más pero a la vez diferente, como todas las que os escribo. 
Disfrutadla. 

"Hola, me llamo David, y acabo de encontrar en Internet, a través de este blog, a María y quiero dejar pasmado mi testimonio para que todos vosotros lo conozcáis. 
Hace 15 años, llegué a casa de María con mi madre, a través de una vecina, porque estaba a la espera de una operación de espalda y me encontraba muy mal, hasta tal punto que podría quedarme en una silla de ruedas el resto de mi vida. 
Cuando María me puso las manos sólo recuerdo que caí al suelo y allí estuve haciendo gimnasia. Fui un día a  la semana durante cuatro semanas, a lo largo de las cuales me iba encontrando cada vez mejor. Prometí a El Señor llevarle doce rosas rojas cuando estuviera bien y lo quise hacer cuando ocho días antes de la operación, en una de las pruebas, pese al asombro de los médicos ... estaba curado. Sin embargo, no pasábamos por un buen momento económico y no podíamos correr con el gasto. Teníamos 100 pesetas en el bolsillo con las que compramos un billete de lotería y El Señor quiso que nos tocasen 500 pesetas con las que pudimos comprar la docena de rosas que prometí.
Encontré trabajo y desde entonces no he tenido ninguna molestia. Mi madre siguió yendo a esa casa durante mucho tiempo y yo deseo, de todo corazón, que se publique esta carta, para dar esperanza a todos los enfermos y mostrar la grandeza de María y El Señor.

Un saludo a todos y que Dios os bendiga.
David"

1 comentario:

  1. Hoy es un día muy especial para mi porque es Santa Ana, Madre de Maria y abuela del Señor,tan querida y apreciada por mi.
    Quiero felicitar a todas las Anas y a tod@s los abuelitos pues hoy es su día.
    Y ademas quiero compartir con vosotros una de las oraciones que tantas veces la he rezado.

    ¡Oh gloriosa Santa Ana que estas llena de compasión por quienes te invocan y de amor por los que sufren! Agobiado con el peso de mis problemas, me postro a tus pies y humildemente te ruego que tomes a tu especial cuidado esta intención mía... Por favor, recomiéndala a tu hija, Santa María, y deposítala ante el trono de Jesús, de manera que El pueda llevarlo a una feliz resolución. Continúa intercediendo por mí hasta que mi petición sea concedida. Pero por encima de todo, obtenme la gracia de que un día pueda ver a Dios cara a cara para que contigo, la Virgen y todos los santos pueda alabarle y bendecirle por toda la eternidad. Amén.

    Jesús, María y Santa Ana, ayudadme ahora y en la hora de mi muerte.

    Santa Ana ruega por mi.

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